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Caballos, ovejas negras y el unicornio del financiamiento climático

  • Negociación de nueva meta llega a la recta final con poco progreso en la conferencia del clima de Bonn

La primera semana de discusiones sobre la nueva meta global de financiamiento climático terminó la tarde del pasado sábado en Bonn, Alemania, con dos consensos: primero, los negociadores necesitan una sala más grande para reunirse. Segundo, el documento base de negociación necesita reducirse de sus actuales 45 páginas.

“No pudimos ni imprimirlo, porque con este tamaño las reglas de la ONU no lo permiten”, se quejó el diplomático chino Feng Chao, arrancando risas de sus colegas. Sin ningún consenso en cuanto a la sustancia, los negociadores recurrieron a las alegorías. La llamada NCQG, sigla en inglés para Nueva Meta Cuantificada Global, ya ha sido llamada “caballo” (tenemos el establo, la silla y los estribos, pero lo que realmente importa, que es la cantidad de dinero sobre la mesa, aún no se ha visto), y “árbol de Navidad”, que tiene todos los adornos pero necesita tronco y ramas. El sábado, un delegado de Barbados expresó su frustración diciendo que, “si no tenemos caballo, entonces montamos la vaca”. El copresidente del grupo de trabajo que negocia la meta, el emiratí Zahir Fakir, dijo que regalaría al colega una oveja de barriga negra, una raza caribeña apreciada por su carne.

Pero esa oveja, si baló, no fue en Bonn. El texto de negociación fue reducido de 63 a 45 páginas por Fakir y su colega australiana Fiona Gilbert, pero ninguno de los países quedó satisfecho con el resultado. Aún es un compendio de todo lo que todos entienden que debe ser la meta de financiamiento, el principal resultado esperado de la COP29, la conferencia del clima de Bakú, en Azerbaiyán. Esto significa que las visiones mutuamente excluyentes de países ricos y pobres están en el documento. 

Los ricos no quieren ni oír hablar de responsabilidad, obligación y dinero público – EE. UU. sugirió que se eliminen del texto los párrafos que hacen referencia al apoyo insuficiente del mundo desarrollado y al espacio fiscal de los países pobres, entre otras cosas. Por su parte, el mundo en desarrollo se niega a hablar de financiamiento privado y del eventual aumento de la base de donantes (China pidió que esto se excluyera). 

Otros ítems de la inmensa agenda de la SB60, la conferencia interseccional de clima que va hasta este jueves, hicieron progreso irregular. El Diálogo sobre el Balance Global, que debería orientar la producción de nuevas NDCs alineadas con la meta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5°C, se transformó en una conversación de bar sobre experiencias nacionales – como sabemos, insuficientes. 

Debido al temor de los países en desarrollo de no tener financiamiento para poner sobre la mesa, el riesgo es que esta implementación crucial de las decisiones de la COP28 comience solo en 2025, año en que las NDCs necesitan ser entregadas. El Programa de Trabajo en Mitigación se transformó, en palabras de algunos observadores, en un “espacio tóxico”. El Programa de Trabajo en Transición Justa viene siendo minado por los países ricos, que no quieren que tenga ningún resultado operacional. Y la Meta Global de Adaptación avanza lentamente, con dudas sobre indicadores y sobre el papel del comité de adaptación.

En medio al desánimo general, sin embargo, empezaron a aparecer cifras sobre el “quantum”, el total de recursos que los países ricos deberían pagar a partir de 2026 para sustituir la (pobre) meta de US$ 100 mil millones por año prometida y jamás cumplida en el período 2020-2025. 

Sudáfrica trajo a la mesa la cifra de US$ 1.3 billones anuales, que dialoga con la cifra de US$ 6 billones hasta 2030 identificada por la propia Convención del Clima como el costo de parte de los planes climáticos de los países en desarrollo. Arabia Saudita recordó que en la pandemia y en los conflictos armados los países desarrollados movilizan cifras de esta escala fácilmente.  

Este sábado, el sitio Climate Home publicó detalles de un documento del G77, el bloque de países en desarrollo, proponiendo impuestos a la industria de defensa y a las big techs de los países ricos para financiar la transición climática. 

Es improbable que una propuesta de “quantum” emerja en Bonn. Esto posiblemente será objeto de consultas entre jefes de Estado después de que la conferencia termine y antes de la COP29, en Bakú, cuando la NCQG debe ser consagrada.

Un diplomático del G77, el bloque de países en desarrollo, dijo que la presidencia de Azerbaiyán está comenzando a presionar para que la conversación avance y para cerrar la negociación de la NCQG ya en los primeros días de la COP – será la medida del éxito o fracaso de la conferencia. Si los azerbaiyanos logran concluir ese árbol de Navidad, merecerán un asado de oveja negra.

Por Claudio Angelo- Observatorio dó Clima

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